LOS TRES FESTIVALES ESPIRITUALES

Cuando el mundo del futuro haya evolucionado, los hombres espirituales celebrarán unificados. Existirá entonces una reserva de recursos espirituales, un unánime esfuerzo y cada invocación con un considerable poder espiritual.

Hasta entonces celebramos los tres festivales principales, sucediéndose en tres meses consecutivos para producir una unión espiritual sostenida que afecte al resto del año.

Los festivales son: Pascuas, Wesak y Cristo

Durante el mes de Junio nos abocamos al El Festival de la Luna Llena de Géminis o Festival del Cristo.


El Festival del Cristo es el tercero de los tres principales Festivales espirituales. Va a continuación del de Pascua en Aries y del de Wesak, el Festival del Buda o de Iluminación, en Tauro.

Conocido bajo una gran variedad de nombres, este Festival de Géminis es, esencialmente, el Festival del Cristo como representante de la humanidad ante la presencia de Dios. Es el Festival de la humanidad en búsqueda de la unificación y de la comprensión de su propia divinidad.

Debido a que el reino humano, como centro de distribución de energías, está tan directamente involucrado con su propia divinidad, se le conoce también como el Festival de la Buena Voluntad.


El Festival del Cristo es un Festival vivo del espíritu de la humanidad aspirando hacia Dios, buscando respuesta a la voluntad de Dios y dedicado a la expresión de las correctas relaciones humanas. Fijado anualmente en relación con la Luna Llena de Géminis, la luna queda totalmente fuera del camino recorrido por las poderosas energías que salen del sol, el centro cardíaco simbólico de este sistema solar.

Las Fuerzas de Reconstrucción están especialmente activas durante el Festival de Géminis. Estas Fuerzas, relacionadas con el aspecto voluntad de la divinidad, son efectivas sobre todo respecto a las naciones. El empleo que se hace de estas energías impersonales depende de la cualidad y de la naturaleza de la nación receptora, de su grado de iluminación real y de su capacidad de amar.

Ello reside tras la idea de la meditación grupal dentro de toda la ola de esta energía espiritual. Actualmente, las naciones son la expresión del egocentrismo colectivo de un pueblo y de su instinto de supervivencia, real o imaginado. Estas energías pueden aumentar este aspecto de la vida nacional o pueden aumentar la potencia de los objetivos de unidad mundial, paz y progreso.

Estas energías constructivas y sintetizadoras deberían tener el efecto de transformar la teoría de la unidad en una experiencia práctica, de manera que la palabra “unidos” alcance su verdadera importancia y sentido para todas las naciones.

La voluntad de sintetizar y la voluntad al bien se están convirtiendo en influencias crecientemente efectivas, a través de la meditación grupal e individual durante este período anual de los Festivales principales. A medida que aumenta la comprensión de la importancia de estos Festivales, aumenta el trabajo de meditación realizado por todo el mundo. 

La meditación planetaria, en el signo de Géminis, celebra la total victoria de la vida sobre la forma y del espíritu sobre la materia. Simbólicamente, este signo es el signo de los Gemelos: la luz de la personalidad y la luz del alma. Mediante la estimulación de la energía del amor y la sabiduría, la luz de la personalidad se oscurece gradualmente, mientras que la luz del alma se hace más fuerte y brillante, indicando eventualmente una victoria total de la humanidad sobre las formas a través de las cuales se expresa.

La relación y síntesis de las dualidades produce tensión, acción y reacción, y esa condición de poderosa lucha y de dificultad tan característica de nuestra vida planetaria, pero que produce eventualmente el despertar de la humanidad a una plena conciencia planetaria. La meta de todo conflicto es la armonía y ello queda enfatizado durante el Festival del Cristo mediante una creciente percepción de la relación entre alma y personalidad, entre mente y espíritu, entre lo material y lo espiritual. La potencia de esta relación produce los cambios necesarios para la evolución de la conciencia Crística en cualquier punto concreto del tiempo y del espacio.

Debido a este singular alineamiento, este Festival del Cristo de precipitación y distribución de energía se celebra también como Día Mundial de la Invocación, durante el cual numerosas personas utilizan la plegaria mundial la Gran Invocación” constante y continuamente en numerosos idiomas y dialectos. Esto establece un campo de fuerza invocativo y magnético que dirige, literalmente, las energías de luz, amor y voluntad al bien directamente a la conciencia de la humanidad, afectando a todos los corazones sensibles y a todas las mentes abiertas con efectos planetarios.

Esta invocación es el Mántram del mismo Cristo, el programa del Plan para la humanidad y una fórmula de dirigir energías al campo de la percepción humana. Es efectiva porque se emplea como una fórmula de energía por todo el planeta, a todos los niveles de conciencia, humana y jerárquica

Influyendo sobre las actitudes de mente y corazón en el mundo entero, esta Invocación es una poderosa nota clave meditativa que inspira una acción amorosa, constructiva.