Bajo la luz de la próxima fiesta de Janucá se va a dedicar esta edición a un componente muy importante de esta festividad: los milagros.
Un milagro es denominado "נֵס" (NES) en hebreo y se define como un evento sobrenatural o un acontecimiento maravilloso, considerado una obra de Dios. Un sinónimo en hebreo de la palabra "נס" es "דֶּגֶל" (Degel, que también significa "bandera"). Un milagro marca una intervención artificial en la realidad, sobre todo en los casos de salvamento, curación o victoria.
En la historia del Janucá tenemos evidencias de múltiples milagros. En primer lugar, los Macabeos: un pequeño grupo de rebeldes judíos débilmente armados y sometidos a las reglas de la familia Hasmonea, ellos lucharon contra el ejército griego que era fuerte, dotado con un gran armamento y bien entrenado, pero a pesar de ello ¡ganaron!
La consecuencia de esta exitosa revuelta fue la abolición de todas las normas en contra de los judíos. Con el tiempo, este pequeño ejército recuperó el Templo y lo volvieron a consagrar a Dios.
El segundo milagro sucedió después de la reconquista del Templo: éste estaba en muy malas condiciones y en ruinas por culpa de los adoradores de los dioses helenísticos. Los judíos lo limpiaron y purificaron, querían alumbrarlo con la luz del candelabro de siete brazos (מְנוֹרַת שִׁבְעַת הַקָּנִים, hakanim menorat shiv'at) que se utilizaba para iluminar el templo continuamente, pero sólo encontraron una vasija con aceite puro, el suficiente como para encender la menorá por un solo día. Y un milagro sucedió, ellos pudieron encender la menorá con ese aceite durante ocho días.
Para celebrar estos eventos milagrosos, encendemos la Hanukiya (חֲנֻכִּיָּה) durante ocho días y comemos productos alimenticios con aceite.
Vamos a concluir con lo que un científico dijo sobre los milagros: "Sólo hay dos maneras de vivir tu vida. Una es como si nada fuera un milagro. La otra es como si todo fuera un milagro." Albert Einstein
Milessi Waisman Jorge